Banda desafinada
por Diário Olé, da Argentina
Era inevitable. En los paladares del Monumental aún estaba impregnado ese gustito amargo que habÃa quedado después del empate ante Colón, el último domingo por el Apertura. Pero esta era otra historia. Y River debÃa abstraerse. Enfrente estaba el Atlético Paranaense, de Brasil, y la excusa eran los octavos de final de la Copa Sudamericana. Partido de ida. Y como siempre que arranca un torneo internacional, en Núñez se ponÃa en marcha una ilusión.
En esta ocasión, Passarella armaba un equipo alternativo, integrado en su mayorÃa por habituales suplentes. ¿Las novedades más destacadas? Al arco volvÃa Lux, Nasuti como primer central, y un mediocampo bien muletto: Augusto Fernández, Pusineri, Marcelo Sosa y Sambueza. Los brasileños, en tanto, venÃan entonados tras eliminar en la primera fase a sus compatriotas del Paraná, además su clásico rival. El pitazo del uruguayo MartÃn Vázquez marcaba la hora de jugar.
Y en la cancha, River arrancó como un tractor. HabÃan pasado apenas treinta segundos cuando Sambueza, muy movedizo por izquierda, se metió en el área y metió un remate de zurda, mitad centro y mitad al arco. El Caño se ponÃa el equipo al hombro y los de Passarella eran superiores. Atlético Paranaense no daba señales de vida y convertÃa a Lux en un espectador de lujo.
No habÃa dudas. Sambueza era la manija de un River que antes del cuarto de hora inicial ya habÃa demostrado una superioridad muy notoria. Luego de un tiro libre de Sambueza rechazado por el arquero Cléber, Augusto Fernández remató desde la medialuna. Pero la pelota quedó atrapada en el mar de piernas que era el área en ese momento. Menos de un minuto después volvió a aparecer Fernández, quien llegó al fondo por derecha y buscó el primer palo de Cléber. El uno visitante la mandó al corner.
Debieron pasar diecisiete minutos para que Lux tocara la pelota. Y fue para sacar del arco, con el pie. Claro indicio de que los brasileños habÃan llegado al Monumental para defenderse, correr y meter. Pero esa actitud con la que River habÃa salido a comerse crudo al Paranaense se desinfló hacia el promedio del primer tiempo. El visitante cerraba espacios y asà aguantaba el cero.
Asà todo llegarÃa una serie de chances muy claras para el conjunto millonario. Tres en tres minutos. Primero, Augusto Fernández le dio un gran pase a Falcao y el colombiano se apuró. Le pegó mal, afuera. Después, a la salida de un tiro de esquina, Gerlo le ganó a todos y cabeceó al palo derecho del Cléber. Muy cerca. Y la última, otra vez en los pies de Falcao: Pusineri lo habilitó y el delantero intentó darle de aire. Fue casi un pase al arquero. Faltaba el toque final.
Pero la suerte le iba a jugar una mala pasada. Porque a veinte del entretiempo y de contraataque, Paranaense metió una puñalada inesperada. Denis Marques encaró por izquierda, le ganó a Gerlo en velocidad y mandó el centro bajo al segundo palo. Por ahà apareció solo Marcos Aurelio y empujó la pelota a la red. Nada que hacer. Los brasileños pasaban al frente y bañaban en incertidumbre al Monumental.
El resto fue puro nervio, desorden y dudas. Sambueza le metió una patada terrible a Jancarlos, quien debió dejar la cancha. Pusineri tuvo una buena pero la tiró por arriba. Y en la respuesta, Danilo casi aumenta de cabeza. La gente pedÃa huevo. Y asà llegó el descanso, en medio de un clima enrarecido.
El comienzo del segundo tiempo fue casi un calco del primero. River bien adelantado, plantado en campo rival y presionando en todas las lÃneas. Asà se encontró con tres situaciones interesantes. A los dos minutos, Pusineri probó desde afuera del área con un remate cruzado y Cléber contuvo sin dar rebote. Y cuatro más tarde, FarÃas recibió en el área tras un lateral y metió la pelota en el corazón del área, pero enseguida llegó el rechazo. La otra estuvo en los pies de Falcao, quien se metió en el área a los tumbos y remató, al cuerpo del arquero. Fue la última del colombiano, reemplazado por Gonzalo HiguaÃn. Iban diez minutos.
Sin apuros, Parananense seguÃa apostando a la contra. Lux dio un rebote luego de un remate de Marcos Aurelio desde la derecha y Denis Marques, solito y solo, la tiró contra la parte exterior de la red. A los quince entró Belluschi por Augusto Fernández, cuando parecÃa que el que debÃa salir era Sosa. Al uruguayo se lo notaba cansado. Passarella empezaba a quemar las naves y los titulares saltaban a la cancha. Belluschi probó de aire en la primera que tuvo, desde afuera, y se fue cerca.
A veinte del final, el Kaiser metió el último cambio. Pusineri le dejó su lugar a Ortega. River necesitaba técnica y creación. Pero las circunstancias obligaban e iba a la carga como podÃa. Sambueza y FarÃas intentaron pero Cléber y un rechazo, respectivamente, ahogaron lo que hubiese sido el empate. Las cosas estaban planteadas con claridad en Núñez. Paranaense esperaba bien metido atrás y aspiraba a alguna contra. ¿River? No se le caÃa una idea. Pero iba.
Ortega, Belluschi, Sambueza e HiguaÃn eran las cartas ofensivas del equipo argentino. Y el ex Newell's iba a tener otra gracias a su buena pegada. Tras una buena jugada colectiva, el volante metió un tremendo remate frontal y Cléber respondió con categorÃa. Los de Passarella toqueteaban de un lado a otro pero sufrÃan mucho a la hora de entrarle a un equipo brasileño que defendÃa la ventaja con uñas y dientes.
No hubo tiempo para más. El orden táctico, la buena defensa y, por supuesto, la contundencia se impusieron largamente la noche del Monumental. River tuvo más de una para anotar, es cierto, pero jugó mal y lo pagó. Ahora tendrá que ganar en Brasil, el próximo 12 de octubre.
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